Con esta entrada, se da inicio a una serie de entradas, en las que se pretende actualizar con los conocimientos más destacados y prácticos, los aspectos vinculados al diseño de programas de musculación.
Uno de los objetivos más pretendidos dentro de una
instalación deportiva es el incremento de la masa muscular. Para lograrlo, se
deben desarrollar programas de musculación, que deberían estar acompañados con
una correcta alimentación y descanso. En esta entrada, se pretende profundizar
sobre los aspectos más relevantes que influirán en la respuesta hipertrófica
muscular al programa de entrenamiento.
En primer lugar debe ser asumida la enorme variabilidad de
respuesta que se logra con los programas de entrenamiento. Esta variabilidad, y
por tanto, dificultada en la predicción de adaptaciones ha sido atribuida
recientemente a tres variables (Timmons, 2011):
1 .
La influencias que ejerce el ambiente y los
factores genéticos del individuo.
2 .
La heterocronicidad de las adaptaciones.
3 .
El parcial conocimiento de las bases moleculares
que rigen las adaptaciones musculares.
Asumida esta primera premisa, se debe reconocer que el
entrenamiento de fuerza o programa de musculación resulta necesario para
desencadenar las respuestas musculares que desencadenaran el incremento de la
masa muscular o hipertrofia (Kraemer, 2007), siendo necesaria una apropiada
manipulación de las variables (ver tabla) que caracterizan el estrés que
desencadenará este estímulo.
·
Acción muscular
·
Carga (magnitud de la carga)
·
Volumen (número de repeticiones, número de
series)
·
Selección de ejercicios: peso libre o
máquinas
·
Orden de los ejercicios
·
Periodos de descanso (entre series y entre
sesiones)
·
Velocidad de la acción muscular
·
Frecuencia
|
Tabla 1. Variables,
tradicionales/convencionales del entrenamiento de fuerza. Tomado de Ratamess et al. (2009), Toigo y Boutellier
(2006), Kraemer y Ratamess, (2004), Tan,
(1999).
El modelo tradicional
de respuesta de nuestro organismo al estrés, en materia de musculación se debe
al doctor Sale (1988), quien elaboró una de las gráficas más conocidas dentro
del campo de la actividad física (imagen 1). En la misma, se puede apreciar la
interacción que existe entre los factores neurales (que predominan en las fases
iniciales de un programa de entrenamiento, aproximadamente las primeras 6
semanas de entrenamiento), y las factores hipertróficos (que predominarán desde
las 6 semanas hasta las 20 semanas aproximadamente).
Imagen 1. Interacción de los procesos neuronales e hipertróficos que
influyen en las adaptaciones neuromusculares inducidas por el entrenamiento de
fuerza.
Sin embargo, gracias a los datos que se desprenden de la
biología molecular, se ha documentado la importancia de nuevas variables que
influirán en la respuesta muscular (ver tabla)
Distribución temporal de los modos de contracción por repeticiones y
duración de cada repetición.
Descanso entre repeticiones.
Tiempo de tensión muscular.
Fallo muscular voluntario.
Rango de movimiento.
Recuperación entre series.
Definición anatómica del ejercicio.
¿Flujo de sangre durante el esfuerzo?
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Nuevas
variables del entrenamiento de fuerza. Adaptado de Toigo y Boutellier (2006).
Tanto es así, que gracias a los recientes estudios que
combinan una oclusión parcial superimpuesta durante el entrenamiento de fuerza
(Chulvi, 2009) se han documentados diversas vías de adaptación muscular, y se
ha propuesto una nueva gráfica (Loennecke et al., 2011 (imagen 2 ).
Imagen 2. Tomada del original de Loennecke et al., (2011),
donde se aprecian la interacción de factores neuronales y factores hipertróficos
en los procesos de adaptación neuromuscular asociado con el entrenamiento de
fuerza con oclusión parcial superimpuesta.
El sistema muscular, es el segundo tejido más
plástico/adaptable del organismo, tras el sistema nervioso, por lo que le
confiere una gran capacidad de adaptación a los diversos estímulos. Cuando el
estímulo es superior al esfuerzo habitual tiende a mejorar, principalmente por
vía de factores neuronales, y por factores tróficos. Profundizando en los
mecanismos tróficos que producen el desarrollo de la masa muscular es conocido
que principalmente se atribuye a mecanismos de hipertrofia muscular (ver imagen
3), bien sea por incremento del número de miofibrillas, o bien sea por el
incremento del tamaño de las mismas. Aunque resultan escasos los estudios que
los avalen, existe una reducida documentación que permite hablar de hiperplasia
muscular (es decir, incremento en el número de fibras del músculo), no
obstante, pese a ello, su contribución total sería aproximadamente de un 10%
(Kraemer, 2007).
Imagen 3. Tomada del original Tous (1999) donde se aprecia los
diferentes tipos de hipertrofia muscular inducida por el entrenamiento de
fuerza.
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