¿SE HA DESCUBIERTO EL SECRETO PARA PREVENIR LA OBESIDAD Y EL SÍNDROME METABÓLICO? BENEFICIOS DE LAS DIETAS RICAS EN PROTEÍNAS.
Actualmente, existe una elevada prevalencia de la tasa de obesidad (índice de masa corporal superior a 29.9 kg/m2), cuantificándose en el territorio español en un 12.9% para personas mayores de 16 años1, por su parte, la Comunicad Valenciana presenta una tase de obesidad de 12,46% para los hombres y de 16,20%2. Otra situación que ha visto incrementada su prevalencia entre la población es el síndrome metabólico (poseer tres o más de parámetros presentados en la tabla3) estimándose una incidencia del 24.3% para hombres, mientras que la prevalencia en mujeres es de 29.9%4.
Circunferencia abdominal (cintura) mayor de 102 cm en hombres y de 88 cm en mujeres |
Tensión arterial elevada (130/85 mm Hg) |
Hiperglucemia (azúcar en sangre mayor a 100 mg/dL) |
Triglicéridos elevados (> 150 mg/dL) |
Bajos niveles de HDL o colesterol bueno (<40 mg/dL, en hombres) (<50 mg/dL, en mujeres) |
Estado protrombótico (niveles elevados de fibrinógeno) |
Estado proinflamatorio (niveles elevados de proteína C-reactiva) |
Estas dos situaciones patológicas están muy relacionadas, y además, suponen dos causas de mortalidad y morbilidad muy elevada (riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, cardiopatías coronarias y/o apoplejías)3. Así, desde la imposición de un estilo de vida sedentario y unos hábitos nutricionales poco adecuados han provocado la elevada cantidad de personas afectadas, y como consecuencia, un incremento del estudio para prevenir y tratar estas situaciones de riesgo para la salud.
Entidades de referencia mundial como el Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM)5 y la Asociación Americana del Corazón (AHA)3 han recomendado la combinación de actividad física sistematizada y una correcta alimentación como la base de la lucha contra la obesidad y el síndrome metabólico. Amabas instituciones sugieren una personalización de la actividad física y de la nutrición. No obstante, esbozan unas recomendaciones generales y mínimas que se deberían tener presentes.
Aunque estas situaciones patológicas (obesidad y síndrome metabólico) requieren de un abordaje multidisciplinar, este comunicado se centra en el apartado de nutrición puesto que las recomendaciones generales establecidas pueden ser modificadas en un periodo corto de tiempo, ya que existen datos preliminares que sustentan la inclusión de dietas con un elevado contenido proteico, frente a dietas más compensadas. En este sentido, debe ser destacado el reciente estudio, conocido como Diogenes y publicados en la prestigiosa revista científica New England Journal of Medicine6.
El estudio, llevado a cabo por investigadores europeos, abarcó una muestra de 938 adultos con sobrepeso y obesidad. El ensayo consistió en un seguimiento longitudinal (6 meses), para cuantificar los cambios corporales acontecidos con 4 diferentes tipos de dieta [a) dieta elevada en proteínas y baja en índice glucémico; b) dieta elevada en proteínas y elevada en índice glucémico; c) dieta baja en proteínas y baja en índice glucémico; dieta baja en proteínas y elevada en hidratos de carbono)] y compararlo con un grupo control.
Los resultados del estudio permitieron concluir que la dieta compuesta por un elevado contenido de proteínas y bajo índice glucémico resultó más eficaz para conseguir bajar el peso corporal, rebajando la grasa corporal. Además, este tipo de alimentación permitió mantener bajos los niveles de grasa y de peso durante los 6 meses que se prolongó el estudio.
Debido a la elevada calidad del estudio obtenida por una metodología científica muy estricta, unido a la cantidad de investigadores de primer nivel y al elevado número de personas estudiadas, estos datos pueden sustentar las recomendaciones de incrementar el contenido proteico de las dietas para prevenir y tratar la obesidad y las situaciones similares como el síndrome metabólico.
Para finalizar, debe advertirse al lector, que los datos reflejados en el presente documento, suponen una alentadora recomendación general e informativa, así pues, no se debe tomar ninguna decisión sobre los cambios de nutrición sin un consentimiento médico previo, que estudiará personalmente el caso y lo ajustará a las características particulares de cada persona.
Referencias bibliográficas.
1.Ministerio de Salud y Consumo. Encueta Nacional de Salud (ENS). Madrid: Ministerio de Salud y Consumo 2003.
2.Aranceta-Bartrina J, Serra-Majem Ll, Foz-Sala M, Moreno-Esteban B y grupo colaborativo SEEDO. Prevalencia de obesidad en España. Med Clin (Barc) 2005; 125 (12): 460-6.
3.Grundy SM, Cleeman JI, Daniels SR et al. Diagnosis and management of the metabolic syndrome. Circulation 2005; 112: 2735-52.
4.American Heart Association. Metabolic Syndrome-Statistics. Disponible en http://www.americanheart.org/downloadable/heart/1136819875357META06.pdf
5. Donnelly JE, Blair SN, Jakicic JM, Manore MM, Rankin JW, Smith BK. American College of Sports Medicine Position Stand. Appropriate physical activity intervention strategies for weight loss and prevention of weight regain for adults. Med Sci Sports Exerc. 2009; 41 (2):459-71.
6.Larsen TM, Dalskov S-M, Baak M, Jebb SA, Papadaki A, Pfeiffer AFH, Martinez JA et al. Diet, Obesity, and Genes (Diogenes) Project. Diets with high or low protein content and glycemic index for weight-loss maintenance. N Engl J Med 2010; 363:2102-13.
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