El PARKINSON es considerado un desorden neurodegenerativo que afecta a las esferas físicas, psicológicas, sociales y funcionales. Parece ser que el ejercicio físico puede retrasar e incluso revertir el declive funcional, estudios con modelos animales como el de Smith y Zigmond han puesto de manifiesto que existe neuroplasticidad y habilidad de autorreparación del cerebro estimulado por el ejercicio físico (Smith y Zigmond, 2003). Los mecanismos subyacentes que podrían justificar esta respuesta adaptativa que parece promover el crecimiento de nuevas células al igual que incrementa la tasa de supervivencia celular se centra en (Goodwin et al., 2008): a) Liberación de factores neurotróficos. b) Mayor oxigenación cerebral. c) Estimulación de la síntesis de dopamina en las células dopaminérgicas que quedan vivas y con ello, se palían los síntomas. Para lograr estos efectos, Fox et al. (2006) sugieren 5 principios básico